Construcción de la verdad desde la palabra de los victimarios conduce al peligro de la distorsión de los hechos, profundo dolor que circunda el ambiente nacional es directamente proporcional a las atrocidades que se escuchan desde los agentes del ejército que contrastan con el cruel silencio de los firmantes de la paz en el proceso de la Habana. Mezquindad con que se sindica, el recibir cien mil pesos y un arroz chino por un falso positivo, no logra borrar de la memoria las atrocidades que un grupo como las FARC perpetraron contra los colombianos en poblaciones aisladas del territorio nacional. Estratificar las muertes y los delitos será lo que impida la construcción de una verdadera paz entre los colombianos y mantendrá la polarización ideológica que tanto afecta a la nación, es lo que afirma el periodista-investigador-coaching digital, Andrés Barrios Rubio, en la columna de opinión en Pulzo.com que esta semana tituló «La dolorosa verdad» y amplía en el podcast «Panorama Digital».

Para el PhD. Barrios Rubio la reconciliación, sustentada en la reparación, perdón y olvido impulsada por el proceso de la Habana, requiere oir los hechos desde todos los actores del conflicto. Escándalo y repudio que se exaltó en el colectivo social, con las confesiones de los militares del Batallón La Popa ante los magistrados de la JEP, denota que la construcción de la memoria del conflicto traerá consigo dolorosos momentos, independiente de las creencias e ideologías. Catarsis que propicia la confesión de la verdad seguirá incompleta si solo son unos los que hablan en tanto los otros permanecen en silencio.

Injusto resulta sindicar de todos los males y atrocidades a las fuerzas militares mientras los que fueron bandidos de la insurgencia posan como congresistas y víctimas, o se da ciega credibilidad a los ex-miembros de las Autodefensas Unidas de Colombia que hablan del paramilitarismo en función de los intereses de una rebaja de penas. Delicado, para la construcción de una verdadera paz, resulta pontificar a quienes fueron los grandes victimarios del conflicto más antiguo del continente. Lo que ahora se conoce, distante o no a lo expuesto por la Comisión de la Verdad, es la evidencia de que en algún punto se falló como sociedad, todos los colombianos hemos sido actores, activos o pasivos, del drama de otros colombianos.

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