Pasan los días de confinamiento y se atizan las ideologías y formas de ver el mundo, el construir de una nueva cotidianidad en el entorno social colombiano; coyuntura que trae la reinvención del papel que se juega al interior del colectivo nacional y del cómo se relacionan los unos con los otros. Construcción de una nueva Colombia y de un nuevo entorno en el cual se desenvuelve el ciudadano política, económica y socialmente; contorno que saca a flote malquerencias del comportamiento de muchos donde prima la ley del más fuerte y el cómo se pisotea el honor y la honra de los demás, es lo que señala el periodista, investigador y coaching digital, Andrés Barrios Rubio, en la columna de Pulzo.com que tituló «Piedrita en el zapato» y amplía en el podcast «Panorama Digital».
Sociedad depredada, robada, engañada, estafada y adoctrinada por icónicos caudillos de izquierda, centro y derecha que no evidencian el menor sentido común o destello de amor por la patria. Biósfera amarillista explotada por los medios de comunicación de forma que se altera el imaginario social. Normalización y naturalización de hechos que se hacen ver desde un óptica que responde al interés de conglomerados económicos o personas particulares, reino de mentiras que colmó la paciencia y hartó a los ciudadanos en medio de la polarización que no admite puntos de vista contrarios y frustra ante tanta difamación de verdades a medias que a diario se ven en los escenarios públicos y las redes sociales del ecosistema digital.
Escenario de injusticia que está comandado por un monstruo de tres cabezas en el ejecutivo, legislativo y judicial, panorama tóxico plagado de sujetos que buscan llegar al poder con engaños, corderos mansos que en su fuero interior no son más que lobos feroces hambrientos, aquellos que tiran la piedra y esconden la mano al tiempo que destruyen, pues nunca construyen. Impunidad en donde reinan los intereses por debajo de la mesa en la que se pagan favores y se ubican fichas claves en el ajedrez estratégico de la política social cotidiana. Consejeros áulicos que no toleran críticas, formación de la verdad sin objetividad a manos de perpetuadores y fanáticos saqueadores de las arcas del erario que paso a paso lleva a un genocidio de la cultura y la esencia de la sociedad colombiana.