Colombia se reincorpora a la cotidianidad, apertura gradual del ecosistema social, que delinea nuevos conflictos para el gobierno y quienes se paran en el partidor político. Tensa calma ha acompañado el ambiente político y social de Colombia en los últimos meses, del inconformismo social que desató la protesta ciudadana en las calles del país, la cuarentena y su aislamiento replegaron el sentir del colectivo social a los hogares. Ahora que se retoma la cotidianidad y se asume una nueva normalidad, con la coyuntura que planteó el virus del Covid-19, salen a flote múltiples problemas estructurales de la base social, es lo que afirma el periodista y coaching digital, Andrés Barrios Rubio, en la columna de Pulzo.com que esta semana tituló «Aguas mansas que avizoran corriente brava» y amplía en el podcast «Panorama Digital».

Para el PhD. Barrios Rubio se avecinan dos años con un sismo de grandes proporciones sociales, atizado ambiente en el que se apostará por hacer frente a elevados índices de corrupción y la extendida crisis social de un país, y el mundo, con su economía en recesión, entre muchas otras variables. Crisis de empleo que desborda indicadores complejos de atender y reporta consigo un panorama de hambre y apremiantes necesidades que no está en capacidad de resolver, en su totalidad, el gasto público; pandemia de pobreza extrema que traerá consigo un daño significativo al sistema de salud, el régimen de protección social y el contorno de seguridad de la población, en la zona urbana y rural del país.

El gobierno de Iván Duque ya se aproxima al 50% de su mandato y en el partidor político ya figuran nombres y partidos que abren la competencia por lo que será la carrera presidencial de 2022. Complejo escenario que acrecienta las divergencias y agita los conflictos ideológicos internos, visión de país que no ayuda a buscar soluciones estructurales a problemas de años y la angustia del ciudadano que está en medio de unas cifras desbordadas de desempleo que revientan estándares de acción; crisis económica que ya delinea una reforma pensional, laboral y tributaria que no son una tarea grata y tienen un costo popular en la agenda de cualquier gobierno.

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