Complejo panorama el que persigue a Colombia, polarización de izquierda, derecha, que ahora atrae al centro, está delineando lo que ahora será el camino rumbo a la campaña electoral de 2.022. Pronunciamiento de la Fiscalía en el caso de Sergio Fajardo ha derrotado ya un imaginario de alianzas entre el Centro Democrático y la Alianza Verde, la oposición comienza a mirar enemigos ocultos en cada una de las acciones, delirio de persecución que poco les deja mirar lo que sucede al interior de su propia colectividad; incongruencia en gobierno, pero también en las acciones, ejemplo la alcaldesa de Bogotá o el líder de la coalición humana, Gustavo Petro, un punto donde una cosa se dice y otra totalmente opuesta es la que se hace, es lo que afirma el periodista-investigador-coaching digital, Andrés Barrios Rubio, en la columna de opinión en Pulzo.com que esta semana tituló «Ajedrez político» y amplía en el podcast «Panorama Digital».

Para el PhD. Barrios Rubio peligroso entorno de cortinas de humo atiza juego polarizador que acompaña el escenario social colombiano, carrera política eclipsa incoherencia de extremos ideológicos. Revuelo jurídico que causó anuncio de imputación de cargos al precandidato presidencial de la alianza glauca, por parte de la Fiscalía, excitó el delirio de persecución que a diario acompaña a las fuerzas opositoras colombianas. Enceguecido odio que destilan contra quien ose pensar diferente, y los estamentos democráticos, es el estandarte para estructurar base discursiva que invade las plataformas digitales y las reuniones sociales.

Figura de inmunidad, que quieren ostentar, delinea un entorno que hace perder confianza en una alternativa de cambio en la administración pública, escasas oportunidades de gobierno que los han acompañado demuestran que son muy buenos para criticar, pero pésimos para gestionar. Victimización constante, revestida de persecución estatal o politización de la justicia, es foco de acción para cazar incautos y hacer campaña con mentiras, eje ideológico desde el que se presentan como grandes administradores, libre pensadores, eminencias académicas o demócratas recalcitrantes, para esconder la escasa idoneidad que los acompaña en el ejercicio del gobierno.

Lea la columna completa acá.

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