Delirio de persecución de la izquierda, y los líderes sociales, nubla la coherencia que debería existir para comprender lo que ocurre al interior del gobierno de Gustavo Francisco Petro Urrego. Colombia no puede seguir patrocinando delincuentes y corruptos que paso a paso la conducen por el borde de una hecatombe sin proporciones. Fracaso del socialismo moderno despierta los temores de un golpe de estado, escasa capacidad intelectual de los militantes de la izquierda que conlleva a sustentar su realidad desde la mitomanía de su presidente. Como reza aquella frase popular, Colombia vive en un tiempo en donde el inteligente se tiene que quedar callado para que el ignorante no se ofenda. El lenguaje de la verdad es una utopía en el marco de oscuros personajes que dicen revestir el cambio, pero tienen serios cuestionamientos en su proceder, como se observa con lo ocurrido en la campaña presidencial de la izquierda, es lo que afirma el periodista-investigador-coaching digital, Andrés Barrios Rubio, en la columna de AlPoniente.com que esta semana tituló «Ideología progresista» y amplía en el podcast «Panorama Digital».

Para el PhD. Barrios Rubio los odios y pasiones que se despiertan en los sectores conexos al pacto histórico abren el calvario del fuego amigo en su interior. La estulta corriente de pensamiento que acompaña a Gustavo Francisco Petro Urrego no logra trascender la egolatría, el delirio de persecución y las ansias de poder que acompañan a su mandatario. Factor común de los gobiernos de izquierda, el progresismo que se tomó al continente latinoamericano, es la pésima gestión administrativa y la intransigencia que los caracteriza. Aspiraciones próximas de reelección, o continuidad por interpuesta persona, de las políticas del cambio, atomiza un sector político que se hunde en la corrupción. Inexplicable resulta que sea el propio Gustavo Francisco Petro Urrego quien apueste por la polarización y radicalización de la nación.

Los incendiarios discursos que se han pronunciado en los últimos días destapan un secreto a voces, antes que una persecución política, o golpe blando como lo quieren llamar, lo que hay en el fondo de todo es el desvergonzado proceder de su presidente que desesperado, por lo que se está conociendo, perdió los límites, corre las líneas éticas y hace uso de su cargo para favorecer a sus familiares, y aliados cercanos, sujetos que conocen a la perfección aquello que se tejió en campaña. Principio general del derecho, dura lex, sed lex, es una verdad de apuño que no tiene color político o ideología que esté exenta de la aplicación de la norma, así ninguno de ellos lo quiera aceptar.

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