Crisis que se vive al interior del gobierno se refleja en la coyuntura política, económica y social que transita Colombia por estos días. Lo ocurrido con el Ministro de Defensa, y lo que viene registrándose en inseguridad en el país, enciende las alarmas frente a esos diálogos de paz y lo que se está entregando a los grupos al margen de la ley para lograr una política de estado. Es clave que Gustavo Francisco Petro Urrego, y su equipo de gobierno, se sienten a reflexionar frente a los hechos y lo que ocurra en cada una de las regiones. Desbordada está la violencia, y el camino electoral al mes de octubre, marca el derrotero de lo que será la siguiente instancia de este cambio propuesto por la izquierda en Colombia, es lo que afirma el periodista-investigador-coaching digital, Andrés Barrios Rubio, en la columna de opinión en Alponiente.com que esta semana tituló «¿Y dónde está el cambio?» y amplía en el podcast «Panorama Digital».
Para el PhD. Barrios Rubio la política del cambio con las posturas hipócritas, doble moral del Pacto Histórico, poco está dignificando la vida. Cinismo con que militantes de la izquierda disfrazan la ineptitud del gobierno no oculta que Gustavo Francisco Petro Urrego, en ejercicio del poder, tienen elocuentes discursos, pero carece de hechos que lo respalden. Apuesta por entorpecer la institucionalidad, y el cumplimiento de la norma, es la consecuencia de estar en manos, y a merced, de una fuerza política que está ligada con el pasado delictivo de oscuros personajes que pisotearon la constitución desde el actuar guerrillero. El país se desmorona ante el fortalecimiento de los grupos criminales, lo que hoy pasa, con la seguridad y el orden público, es lo que se desprende de la improvisación de un gobierno que distante está de materializarse como el gran salvador.
Grave es que su presidente proponga intermediación para normalizar el delito, hacer uso de los recursos captados con impuestos para pagar a los malhechores con el propósito de que dejen de delinquir. A costa de la salud, la educación, la estabilidad laboral, la pensión, la cultura, la infraestructura, la primera infancia, la tercera edad, el Pacto Histórico derrocha su propuesta de cambio y cada día muestra que Colombia va de mal en peor. Flaca memoria de los colombianos está condenando al país a repetir su historia, la forma como se recibió al Ñoño Elías en San Juan de Sahagún, en el departamento de Córdoba, es la prueba fehaciente de que la nación normalizó los comportamientos non santos.