Dicotomía política, que aviva la polarización, se constituye en el eje de actuación del gobierno del cambio. Ataque constante de Gustavo Francisco Petro Urrego a la libertad de prensa no puede invisibilizar que los medios de comunicación y el periodismo son fuente de control social, estamentos llamados a la construcción del imaginario colectivo, desde la verdad y la contrastación de fuentes. Las cartas están expuestas y el tema toma relevancia, su presidente olvidó que la política se hace en la plaza pública, distante del espectáculo social del ecosistema digital. La confrontación de ideas y conceptos, hechos y acciones, que buscan destacar el escándalo, y la colisión de fuerzas, distante está del correcto proceder en el marco de una democracia. Calor, inmediatista y momentáneo, de las grabadoras, cámaras y micrófonos, que se usan por el afán del rating o el clic en plataformas digitales, mucho daño hace a su mandatario que cada día deja en mayor evidencia sus incongruencias ideológicas, es lo que afirma el periodista-investigador-coaching digital, Andrés Barrios Rubio, en la columna de opinión en AlPoniente.com que esta semana tituló «Radicalización en discurso y acción» y amplía en el podcast «Panorama Digital».

Para el PhD. Barrios Rubio cada día que pasa la izquierda pierde la escasa credibilidad que conquistó camino a las elecciones de 2022. Estrategia delineada con los primera línea, y aquellos actos conexos a las milicias urbanas, se diluye ante las manifestaciones populares, libres y espontáneas, que atomizan el ego de Gustavo Francisco Petro Urrego. Claro es que Gustavo Francisco Petro Urrego jamás pensó y dimensionó lo que sería gobernar, complejo es mandar para quien siempre estuvo acostumbrado a obedecer. Acción de protesta pacífica que tuvo el país, este 6 de marzo, denota que atrás quedaron la incineración de CAI y buses, la vulneración de bienes públicos y privados, o el amedrantamiento al ciudadano en vía pública.

Manipulación que se gestó, desde la izquierda, sobre la gente, exaltó una táctica de desinformación que ahora se materializa con las fallidas reformas del gobierno del cambio. Sesgo socialista que se esparce sobre Colombia teje el miedo que cada vez invade con mayor fuerza el entramado social. Camino al abismo que transita Colombia es la consecuencia de no poner un freno a tiempo a quien está obsesionado con el poder y ahora busca reelegirse, pese a que se raja en su gestión y es incapaz de sacudirse para reconocer su error y corregir el camino a seguir. Delirio de persecución, que atormenta a Gustavo Francisco Petro Urrego, es el que llama a encontrar culpas en los otros, denunciar supuestos fraudes, y exaltar suspicacias de indelicadezas con el erario lejos del progresismo socialista.

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