Se les dijo, se les advirtió, se les insinuó y triste es la realidad, pero se comienza a evidenciar lo que viene en el gobierno de la izquierda colombiana, conexidad con los grupos al margen de la ley, laxitud ante el juzgamiento que debería existir ante uno y otro crimen que se ha cometido y que aún se sigue perpetrando, porque no han parado las masacres, tampoco la toma a la fuerza de los bienes privados, ni qué decir de los bloqueos que se presentan en las zonas de conflicto en el territorio nacional. Se está en un entorno en el cual se dio mucha esperanza en campaña, pero a la hora del ejercicio del poder es clara la diferencia y que no se cumplirá con las expectativas de todos. Proyecto de paz total radicado en el Congreso deja serias inquietudes frente a la política que se está perfilando y deja en el ambiente un ambiente de «impunidad» como lo tituló en la columna de opinión en Pulzo.com el periodista-investigador-coaching digital, Andrés Barrios Rubio y lo amplía en el podcast «Panorama Digital».

Para el PhD. Barrios Rubio apuesta de su presidente de lograr la paz total, a cualquier costo, incentiva el recuento de masacres día tras día y torpedea la esperanza de cambio y desarrollo. El país comienza a contrastar la fantasía del discurso de campaña con la cruda realidad que trae consigo el ejercicio del poder, anhelada transformación de la nación se ve impactada por la mezquindad que acompaña a los múltiples actores del conflicto más antiguo del continente. Ausencia de un marco jurídico que, de piso al perdón social, que se tejió desde la contienda electoral, se complejiza con la apuesta de una reforma tributaria que está delineada para empobrecer a la clase media y trabajadora ahuyentando la inversión empresarial de la geografía nacional. Mitomanía que asiste a su mandatario, en cada acto de su vida pública, denota que una fue la postura que se esgrimió para engañar a todos y otro será el devenir en temas coyunturales como se vio en la OEA frente a Nicaragua o el restablecimiento irrestricto de relaciones con el régimen dictatorial de Venezuela.

Preocupante resulta para los colombianos que aquello que hizo Hugo Chávez Frías, en su quinto año de gobierno, su presidente lo está replicando en el país, antes de sus primeros 30 días en la Casa de Nariño. Sangre que ha corrido en las masacres de los últimos días invita a revisar la causa coyuntural del problema y no desviar la atención sobre hechos superfluos. Indignación que develan, porque se les culpa de lo que ahora ocurre, nubla la memoria de los militantes y fanáticos del Pacto Histórico que no recuerdan cómo hace cuatro años se daba una triangulación similar de factores y ellos asistían la responsabilidad total a la administración entrante.

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