El fútbol, deporte de multitudes, considerado el mejor espectáculo del mundo por parte de otros, despierta a diario pasiones de miles de aficionados que al lado de un balón vibran con el color y la camiseta de un equipo. Espectáculo público, de bolsillos privados, que es fiel reflejo de la podredumbre política y el decaimiento oscuro y cruel de las instituciones sociales, entorno de intereses y mucho dinero, que saca a flote la mezquindad de intereses particulares que no respetan derechos de nadie por hacerse a las mieles del poder de un lucrativo negocio en cabeza de la FIFA, es lo que afirma el periodista, investigador y coaching digital, Andrés Barrios Rubio, en la columna de opinión en Pulzo.com que esta semana tituló «Fútbol, al filo de la navaja» y amplía en el podcast Panorama Digital.

Para el PhD. Barrios Rubio este es un entorno de cálculos maquiavélicos, danza de millones, que gira entorno a la pelota y su impacto en el entramado cultural y social del país; modelo de negocio que, de los estadios, como eje de acción, extiende un músculo de interés en los medios de comunicación, periodismo que, pese a ser maltratado de manera permanente por los dirigentes, sigue fiel a la cita semanal en el tapete verde de cada uno de los estadios colombianos. Primero fue la radio que por años acompañó, con horas de programas y transmisiones, a cada uno de los equipos, teatro de la imaginación que desde la magia de la palabra de narradores y comentaristas creó hinchas, llenó estadios y atrajo patrocinadores que posicionaron su marca y se beneficiaron de estar al lado de la pecosa, flujo de acciones que, en medio de la cultura audiovisual, ahora se traslada a la televisión y evidencia el hedor que hay al interior de la clase dirigente en los clubes del fútbol profesional colombiano.

Estupendo elemento distractor de la opinión pública que hace delirar a muchos, pero que, con los pies en la tierra, está distante de constituirse en una de las prioridades de la agenda social y de inversión de la nación en medio de la coyuntura. Inteligencia emocional, estrategia psicológica, desplegada por presidentes, de Federación, Dimayor y clubes, para socializar pérdidas y sacar la totuma que profiera ayuda para un evento privado, por ellos muchas veces promulgado, cuando de controles y vigilancia se refiere. Entorno de crisis que busca tapar o disfrazar contingencia, de años atrás, en la que los equipos de fútbol son manejados como la caja menor, o bolsillo de entretenimiento, de sus dueños y directivos.

Estupendo elemento distractor de la opinión pública que hace delirar a muchos, pero que, con los pies en la tierra, está distante de constituirse en una de las prioridades de la agenda social y de inversión de la nación en medio de la coyuntura. Inteligencia emocional, estrategia psicológica, desplegada por presidentes, de Federación, Dimayor y clubes, para socializar pérdidas y sacar la totuma que profiera ayuda para un evento privado, por ellos muchas veces promulgado, cuando de controles y vigilancia se refiere. Entorno de crisis que busca tapar o disfrazar contingencia, de años atrás, en la que los equipos de fútbol son manejados como la caja menor, o bolsillo de entretenimiento, de sus dueños y directivos.

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