Bueno es culantro, pero no tanto, excesos de la marcha protestante y desborde de las corrientes políticas y sociales del país atizan el conflicto que fue llevado a la calle y ahora tiene consecuencias en la economía de la nación. Lo que ocurre con bloqueos, desempleo que ya se empieza a ver, pero también con el desespero social que lleva a las vías de hecho y a la defensa propia un conflicto que empieza a desdibujar el verdadero sentido del paro. Lo que hoy ocurre en la calle traerá serias consecuencias en el devenir de cara a las elecciones legislativas y presidenciales de 2.022, exigencias del Comité Nacional del Paro desbordan lo que se puede ver en un entorno político, económico y social de Colombia, es lo que afirma el periodista-investigador-coaching, Andrés Barrios Rubio, en la columna de Pulzo.com que ha titulado «¿Pliego de peticiones o agenda de gobierno?» y amplía en el podcast «Panorama Digital».

Para el PhD. Barrios Rubio insensatez que acompaña al colectivo protestante, sumada a la prepotencia ególatra de los líderes del paro, perfilan la compleja agenda política a transitar por parte del Gobierno. Imposición de términos y temáticas, sin capacidad de diálogo y negociación, delinea la intransigente posición exhibida por quienes se autoproclaman líderes del paro nacional, tóxicos personajes que, desde verdades a medias, cazan incautos que ya completan dos semanas en las calles y apuntan a proseguir hasta las próximas elecciones de 2.022. Hoja de ruta marcada por una turba desbordada y descontrolada que en el día funge de borrego manso y en la noche, como la “Princesa Fiona”, se transforma en el ogro vandálico que la comunidad internacional no quiere ver u omite, al observar el conflicto, a la distancia.

Dietario ideológico incapaz, de aceptar y conciliar posturas de los extremos, de izquierda y derecha, y proclamar la cordura que debe aflorar en el marco de un tiempo de coyuntura como el que atraviesa Colombia. Ausencia de liderazgo, maquillada de orgullo por parte del ente gubernamental, afila la sangre en el ojo que exhiben las centrales obreras, los colectivos estudiantiles, los grupos indígenas y las asociaciones civiles que se han declarado indignadas desde noviembre de 2.019.

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