Pronunciamientos de los funcionarios designados del nuevo gobierno empiezan a generar ciertas expectativas, incertidumbres, y pánico al interior del mercado colombiano. Volatilidad del dólar si bien está amarrada a lo que ocurre en el mercado mundial, no puede desconocer lo que ha causado también, al interior del país, hablar de una renovación de energías, mirar unos impuestos a la telefonía celular por parte del Ministerio de Cultura. Una reforma tributaria que busca recaudar fondos para instaurar esas políticas de gobierno que requerirán de una gran billetera y de un músculo interesante siembra dudas con la conexidad del Pacto Histórico con actores non-santos de la política tradicional, el buscar mayorías en el Congreso, para pasar rápidamente cada uno de sus proyectos y lograr ese giro de 180º que puede resultar muy peligroso en el entorno mundial, es lo que afirma el periodista-investigador-coaching digital, Andrés Barrios Rubio en la columna de opinión en Pulzo.com que esta semana tituló «El costo de vivir sabrosito» y amplía en el podcast «Panorama Digital».
Para el PhD. Barrios Rubio ansias de cambio de la izquierda, sin medir y mirar el cómo y el por qué, conduce a erráticos pronunciamientos que delinean el caos gubernamental que está por venir. Bolsillo de los colombianos comienza a sentir las consecuencias que dejó el ejercicio democrático de este 2022, victoria del Pacto Histórico, secundada por el sufragio de 11.277.407 ciudadanos, envalentona los ánimos de un sector político que, sin razón y argumentos, hace sentencias que impactan en la economía de la nación. Catástrofe que intranquiliza el mercado, ahuyenta capitales e inicia el éxodo poblacional, se puede evitar, pero Gustavo Francisco Petro Urrego no solo la ignora, sino que la magnífica. Cambio que se comienza a configurar en el ámbito político, económico y social del país atiza un pánico monetario que es directamente proporcional a las posturas que ya esgrimen los ministros designados del nuevo gobierno.
Parte de tranquilidad que se quiso dar con un ánimo conciliador, de diálogo abierto con todos los sectores, es el sofisma de distracción para el mar de incumplimientos que está por llegar. Reforma Tributaria, que ahora se anuncia con bombos y platillos, será el florero de Llorente de la masa poblacional con el mesías de las clases populares, promesa de tributación soportada en los 4.000 más ricos del país será pagada por los 40 millones de colombianos más pobres. Imperiosa necesidad de recaudar fondos para atender el déficit fiscal y responder con acciones y programas las promesas de campaña, que reparan la deuda social de décadas y el pasivo ambiental, no acalla las voces que exaltan la incoherencia de una izquierda aliada, con la tradicional clase política, para saciar el apetito burocrático.