Gustavo Francisco Petro Urrego es un político muy peligroso para los intereses del pueblo colombiano, con ese sujeto están felices los corruptos, los terroristas, los narcotraficantes, la delincuencia común, la nómina gubernamental, los activistas prepagos y no falta el ingenuo que también lo hace. El diagnóstico del país ya está hecho, su presidente es el enemigo común, la pregunta es cuál es el líder político que va a detenerlo. La nación hay que confiársela a un estadista, un buen ciudadano, que durante su cuatreño sea capaz de demostrar toda su integridad. Por error, o calentura momentánea, Colombia quedó en manos de un personaje de dudosa reputación, sujeto resentido que está acabando con el futuro de más de 50 millones de ciudadanos. Su mandatario no hace nada para mejorar el país, torpedea todas sus propuestas, dice una cosa para luego contradecirse con hechos, y lo que es lo más cruel, y peor, es que todavía hay gente que lo aplaude, es lo que dice el periodista-investigador-coaching digital, Andrés Barrios Rubio en la columna de opinión en AlPoniente.com que esta semana tituló «Estrategia de la izquierda» y amplía en el podcast «Panorama Digital».
Para el PhD. Barrios Rubio cada acto, cada acción, demuestra que Gustavo Francisco Petro Urrego es un mitómano y no ha dejado, un solo minuto, de pensar en cómo llevar al país por el camino del fracaso. A su presidente no se le puede creer lo que dice, sino lo que hace, está buscando su reelección y lo hará a través de la mejor de sus tácticas ¡a las malas! Las evidencias denotan que el gobierno del cambio, con Gustavo Francisco Petro Urrego a la cabeza, quiere convocar, por el medio que sea, una Asamblea Nacional Constituyente, violando la Constitución. Paso a paso desde la izquierda y sus fuerzas aliadas se comienza a gestar un autogolpe de estado. La crisis perfecta se comenzó a delinear con la corrupción y la plata que se ha desviado del ente gubernamental, se agravó con la degradación de las fuerzas armadas, siguió con la transformación a la salud, continuó con el caos en la educación y ahora se corona con la reforma pensional.
Colombia está al frente de un panorama de desestabilización en el que su mandatario se lava las manos, dice ser inocente, pero todo demuestra que lo tenía fríamente calculado, pues lleva años pensando cómo volver cenizas a la nación, tal y como lo hizo, en 1985 con su secuaces del M-19, en el Palacio de Justicia. Con el peligroso llamado que hizo el senador del Pacto Histórico, Wilson Neber Arias Castillo, al ELN y a las FARC para defender al gobierno de Gustavo Francisco Petro Urrego, cobra mayor relevancia la sospecha de un acuerdo tácito de las guerrillas para hacerse al poder. Astucia populista de su presidente, que tiene el obstinado esfuerzo hacer creer que todo ocurre a sus espaldas, demuestra que la estrategia de su mandatario es distraer al colectivo social en redes sociales y luego desconcertar, al constituyente primario, con sus contradicciones. Convocar una constituyente violando la constitución es un golpe de estado.