Complejo panorama vive Colombia desde la confesión de las FARC frente al asesinato de Álvaro Gómez Hurtado, nueva polarización, divergencia, que acrecienta cada una de esas creencias que tiene el colombiano de cara a lo que ocurrió y lo que quiere escuchar en el momento de la reconstrucción de la verdad. Escenario que por ahora tiene un bandido que admite lo que hizo, pero una población que no cree en lo que están diciendo, en el ambiente se percibe un acto estratégico detrás de cada una de las acciones que estos actores han llevado al interior del proceso en la JEP. Reconstrucción parcial y amañada de cada uno de los hechos hace que la globalidad, de lo que verdaderamente ocurrió, sea el insumo para construir la narrativa que va a permitir dejar un legado a las nuevas generaciones, discurso para aprender de los errores cometidos y aquello que ocurrió al interior del conflicto más antiguo del continente, es lo que afirma el periodista, investigador y coaching, Andrés Barrios Rubio, en la columna de Pulzo.com que esta semana tituló «Colombia, entre el mito y la realidad» y amplía en el podcast Panorama Digital.

Para el PhD. Barrios Rubio, la reconstrucción de la verdad desde una racionalidad eclipsada profundiza las heridas y agudiza la polarización que existe en el entramado nacional, adagio popular que indica que “el tiempo sana las heridas” distante está de la realidad que circunda al país. Testaruda obstinación de triangular verdad, justicia y reparación, desde el ideal de actores multilaterales, complejiza un escenario que requiere de voluntad política y capacidad de reconciliación para reconstruir la historia del conflicto y avanzar como estado en la construcción de futuro; circunscripción general en la que cada ciudadano asimila la cultura, restablece la identidad y, desde el ejercicio de la tolerancia, construye la narrativa fidedigna que será legado para las futuras generaciones.

Esfera social colombiana sucumbe en la tensión emocional que saca a flote maraña de mentiras que tejen actores de la lucha armada en busca de la aceptación en su reincorporación a la vida civil. Imperfecto acuerdo de la Habana, cuatro años de pugna institucional por el desconocimiento de la voluntad popular en el plebiscito sobre los acuerdos de paz, anuencia de la JEP con la impunidad, mezquindad de los ex–militantes guerrilleros, y reincorporación de disidencias a la lucha armada, tienden manto de duda sobre los intereses que existen en la confesión de un delito que nadie endilgaba a las FARC. 

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