Caudal político y social de Gustavo Francisco Petro Urrego cada vez es menor, marcha que se convocó para este 6 de marzo es el cúmulo de insatisfacción que existe frente al gobierno del cambio. Ausencia de ética, que se percibe en cada acción de la izquierda en el poder, llama a preguntar por qué lo que antes era pecado en otras administraciones se aplaude y venera por ser de parte del Pacto Histórico o sus fuerzas aliadas. Radicalización que se empieza a gestar en presidencia es el camino que siguieron otros gobiernos progresistas de la región y cuyos nefastos resultados ya se conocen. Alzar la voz es el mecanismo que les queda a los colombianos antes de que todo sea demasiado tarde y se comience a vivir las mieles de un régimen que se sabe dónde comenzó, pero no dónde puede llegar a terminar. Lo que ahora se vive es consecuencia de no haber prestado atención a lo que tanto se dijo, advirtió, pero no hicieron caso, es lo que afirma el periodista-investigador-coaching digital, Andrés Barrios Rubio, en la columna de opinión en AlPoniente.com que esta semana tituló «Voz de protesta y oposición» y amplía en el podcast «Panorama Digital».

Para el PhD. Barrios Rubio las clases menos favorecidas, los oprimidos que dicen defender desde la izquierda, poco a poco se dan cuenta que la ideología progresista lejos está de ser la opción política que los salvará. Postulados de su presidente arruinan a la clase media y los sectores populares para enriquecer al Sensey que los engañó. Marcha que se convocó para esta semana invita a los colombianos a atender un grito de inconformismo que ya trasciende los cantos constantes de #FueraPetro en actos públicos. La solución de cambio, que se propuso a los problemas de años bajo otras administraciones, poco y nada avanza en 576 días de gobierno.

Las movilizaciones, que congregan en las calles a más del 1% o 2% de la población nacional, deja diversas variables a las cuales prestar atención: oscuros movimientos que se tejen detrás de la reforma a la salud, la escasez de medicamentos, el trauma financiero que significaría la reforma pensional, la autonomía Institucional, la radicalización gubernamental con cuestionables designaciones en las entidades estatales, la crisis energética que ya se avizora, el golpe de mesa que se gesta a la justicia tras las delicadas acusaciones contra Nicolás Petro y la presión para el rápido nombramiento de Fiscal General que llegue a apagar el fuego, entre otros factores. La real identificación de la mayoría de los colombianos, con las consignas de quienes convocan a este acto público, permite generalizar las peticiones que comienzan a germinar un sentimiento de esperanza que derrota la apatía o distanciamiento que desde la izquierda esperaban se diera frente a los motivos que llaman a la protesta.

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