Cortina de humo que se tiende sobre todos los escándalos, que ciñen al Pacto Histórico, está atomizando la propuesta de gobierno de Gustavo Francisco Petro Urrego. Salida a la calle, discurso popular, que se dio en las últimas marchas delineó lo que será el camino para la acción de la administración central frente a las reformas y lo que está por venir en el legislativo. Claro es que se fracasó en las alianzas, en el trámite del proceso del cambio, en el Congreso de la República. Fuerzas amigas dan la espalda a su presidente y la izquierda que ya saben cómo será el tránsito de sus políticas a partir del 20 de julio. Clamor popular, excitación de los ánimos está dejando claro cuál es esa imposición que quiere ejercer la izquierda y el cómo se quiere traer el socialismo progresista del siglo XXI al territorio colombiano, es lo que afirma el periodista-investigador-coaching digital, Andrés Barrios Rubio, en la columna de opinión en AlPoniente.com que esta semana tituló «Cortinas de humo» y amplía en el podcast «Panorama Digital».

Costumbre se volvió para el gobierno del cambio fabricar noticias eclipse, escándalos convenientes, que salen al rescate de su mandatario, tapan los exabruptos que poco a poco se conocen, y dan un aire de tensa calma a las incongruencias que acompañan a la izquierda en el ejercicio del poder. Mirada sesgada e ideológica que se propone sobre los temas coyunturales de Colombia impide retornar a una estabilidad política y social, normalidad frente al diario vivir que impulse la construcción de futuro al tiempo que se hace frente a la crisis económica que acompaña al colectivo ciudadano. Ambiente de polarización, que se respira en los diferentes rincones de la geografía nacional, aflora el torbellino, la tensión que se teje frente al tránsito de las reformas en el legislativo y la estrategia política que seguirá el gobierno, esa que ya fue delineada por Gustavo Francisco Petro Urrego en las marchas de los últimos días.

Punto de inflexión que significó el llamado público al orden para los ministros, el cierre al diálogo con los jefes de los partidos políticos, la radicalización del discurso que habla de un golpe blando y el uso de la calle como un recurso político son el reflejo de lo que está por venir, desestabilización de la democracia comandada por su presidente. Estrategia de exacerbar las pasiones resulta peligroso, táctica de su mandatario de llamar a asambleas populares, soportadas en los sindicatos, los cabildos indígenas, las primeras líneas y los movimientos estudiantiles, se le puede revertir y ahondar en un caos que lejos está de ser solucionado por una Asamblea Nacional Constituyente.

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