Incomprensible proceder de fuerzas políticas y sindicales nuevamente llevaron a las calles colombianas el inconformismo y la protesta social, violencia llevada a acciones de hecho que desdibujan el pedir y el sentir de una gran masa poblacional. Derrotero que empieza a delinear lo que será ese camino electoral a 2.022 fija un punto donde hay que pensar en Colombia, en cómo reactivar el país y cómo encontrar unas rutas de cambio a ese entorno que ha venido perjudicando a la nación en el último tiempo; medición de fuerzas, intereses ocultos que llaman a mirar bien cuál es la propuesta de quienes mucho despotrican de la institucionalidad, pero en el fondo demuestran que son iguales o peores que aquellos de los que están criticando; es lo que afirma el periodista-investigador-coaching digital, Andrés Barrios Rubio, en la columna de opinión en Pulzo.com que esta semana tituló «Una vez más a las calles» y amplía en el podcast «Panorama Digital».
Para el PhD. Barrios Rubio medianos síntomas de recuperación del país exaltan los ánimos revoltosos y de bloqueo del Comité Nacional del paro. Pareciera que disminución de contagios y muertos a consecuencia de la Covid-19, sumado a las pequeñas señales alentadoras de reactivación económica en el país, son el motor que activa los mezquinos intereses de los promotores de la protesta social. Necesidad de desestabilización, fallecimientos y miseria, de cara al proceso electoral de 2.022, es el eje de unas marchas que siempre terminan en manos de vándalos criminales que, en tiempos de pandemia, atentan contra las esperanzas y el esfuerzo de tenderos, comerciantes y demás integrantes de la cadena productiva de la nación.
Apuesta por multiplicar los contagios, paralizar las ciudades, ejercer agresiones contra gente inocente, sembrar el terror y destruir los bienes públicos y privados, pide tomar medidas fuertes y concretas, desde el ámbito jurídico, para pasar de los eufemismos que solo suavizan y niegan la verdad de lo que está ocurriendo en Colombia. Quienes convocan a la protesta no pueden seguir eludiendo la responsabilidad que les asiste frente a los daños y perjuicios causados en las ciudades, las poblaciones, el transporte público y a quienes les destruyen sus negocios o les impiden comercializar sus productos. Paso del discurso revolucionario, en redes sociales y plataformas virtuales, a las acciones de hecho es el que no deja avanzar y tiene sometidos a los colombianos al libre albedrío de gente que no le gusta trabajar, y solo les importa frenar la lenta y difícil recuperación de la economía.