Tensa calma que se respiraba en Colombia con la marcha convocada por el gobierno, la traída de más de 80 buses con la Minga Indígena, para respaldar las políticas del cambio terminó en intimidación y violencia contra la prensa con lo ocurrido en la Revista Semana. Violencia social, como argumento político, es la delgada línea entre la estabilidad democrática y la constitución de una dictadura, extrapolación de lo ya ocurrido con el socialismo del siglo XXI en Cuba, Venezuela y Nicaragua. Caudillismo que se quiere instituir en la figura de Gustavo Francisco Petro Urrego solo es comprado por la izquierda y sus militantes, horda de resentidos que creen que el mundo tiene una deuda ancestral con ellos y solo con subsidios y expropiaciones podrá ser saldada. Igualdad de derechos que se pide implica una igualdad en responsabilidades y pago de tributos que difícilmente están dispuestos a asumir quienes apuestan por vivir como vagos de la renta estatal, es lo que afirma el periodista-investigador-coaching digital, Andrés Barrios Rubio, en la columna de opinión en AlPoniente.com que esta semana tituló «Gobierno vs. Libertad de Prensa» y amplía en el podcast «Panorama Digital».

Para el PhD. Barrios Rubio incómodo resulta para Gustavo Francisco Petro Urrego, y los agentes del cambio, que el periodismo ejerza su función social de vigilancia y control sobre los hechos de la agenda política. Agresiones constantes, desde los micrófonos y la tribuna presidencial en las plataformas digitales, poco contribuye con la democracia. La tarea de desprestigiar el periodismo, y atajar el libre derecho del ejercicio profesional en la construcción de opinión pública, es la peligrosa frontera que existe entre la democracia y una dictadura. Dardos constantes que lanza su presidente, contra periodistas y los medios de comunicación donde los compara con los “nazis” o los etiqueta como “extrema derecha”, son los que exaltan los ánimos y propician ataques como el que perpetró la Minga Indígena en contra de la Revista Semana el viernes, o lo que hizo durante las protestas sociales la “primera línea” contra las instalaciones de RCN.

Estrategia que se teje desde la izquierda denota que nadie está exento de cometer un error, pero grave es no reconocerlo y asumir la responsabilidad sobre el mismo. Colombia se encuentra en un punto de quiebre en el que, si no se asumen las lecciones aprendidas, y se recompone el camino, se deberá apropiar que desde el poder público se legitima la solución de las diferencias por las vías de hecho. Cuestionamiento social que tiene al periodismo en el ojo del huracán no puede minimizar, desconocer, o hacer al margen, los temas profundos de la coyuntura nacional. La industria informativa, como cuarto poder, está llamada a incubar mentes críticas y creativas, ser un agente dinamizador que lleve a la ciudadanía a desarrollar competencias en la interpretación de los hechos y la construcción de la noción de realidad.

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