Apertura gradual ha mostrado acciones plagadas de indisciplina social, la sensatez, que debe acompañar al colectivo, llama a establecer un decálogo propio de distanciamiento y autocuidado que permita mitigar la reactivación de las actividades laborales, la confluencia de actores en el transporte público y la aglomeración de ciudadanos que, de manera irresponsable, van a la calle, o los centros comerciales, para retar a la pandemia sin que finalice la cuarentena. Dice uno de los adagios populares que cada uno es dueño de sus miedos, otro, que seguridad mató a confianza, pero lo cierto es que el entorno da para preocupaciones por el incremento progresivo de contagiados en la medida que más y más colombianos salen a la calle, es lo que afirma el Director del Departamento de Comunicación Social y Cinematografía de la Utadeo, Andrés Barrios Rubio, en la columna de Pulzo.com que esta semana tituló «Inteligencia social a la cotidianidad» y que se amplía en el Podcast «Panorama Digital».
Para el PhD. Barrios Rubio no hay garantía de cuidado que brinde tranquilidad y no genere desconfianza en el otro, si bien el contexto señala que de manera inevitable serán muchos los que se contagien, no es menos cierto que hay que alistarse, en este momento coyuntural, para adaptar, afrontar y satisfacer las necesidades de cada uno bajo el instinto de conservación. Comportamiento que deja en evidencia una actitud nada responsable y coherente con las vivencias e impresiones que dejan el ver lo ocurrido en otros países. Asombra cómo la ausencia de límites, el haber desdibujado el concepto de disciplina, pasa factura de contado a una sociedad que ahora se ve obligada a acatar instrucciones y replantear conductas para fortalecer lazos y reconstruir relaciones.
El concepto de “hecha la ley, construida la trampa” enciende las alarmas de las autoridades que, pese a las restricciones de entretenimiento y diversión en sectores públicos –discotecas, bares y demás lugares de esparcimiento–, a diario deben hacer batidas en lugares clandestinos donde los ciudadanos, “por un traguito”, están violando de manera flagrante las medidas sanitarias y de autocuidado.