El Covid-19 no es un juego, es una realidad y sigue presente en el entorno social, ya se ve lo que llega desde Europa –Francia, Alemania y España– con cifras desbordadas; Colombia también tiene su entorno y está viviendo el fenómeno en el Departamento de Antioquia, la capital de la República y algunas poblaciones que se relajaron y pensaron que el tema no era con ellos. Entorno que pregunta dónde quedaron las medidas de autoprotección, el uso constante del tapabocas no es un tema de libre albedrío, lavado de manos, distanciamiento social y demás protocolos que en muchas empresas se hacen con gran rigor y con gran pompo a la hora de la aplicación y la vigilancia resulta que no son tan estricto como se decía en el papel. El ambiente dice ojo que llega el Halloween, viene la temporada navideña, y hay que tomar una serie de medidas estrictas y de conciencia ciudadana hacia el autocuidado, no dejar desviar la atención frente a temas coyunturales, pero que en este momento no son el foco de lo que debe importar, es lo que afirma el periodista, investigador y coaching Andrés Barrios Rubio en su columna de Pulzo.com que esta semana tituló «¿Dulce o truco?» y amplía en el podcast Panorama Digital.

Incendiario panorama el que se percibe en Colombia con las innumerables cortinas de humo que se tienden para atacar al adversario y desviar la atención de lo coyuntural. Preocupantes cifras de contagio, rebrote en principales capitales y primer pico de ciudades intermedias, llaman a prestar atención al confuso escenario que acompaña la reactivación económica en el marco de una nueva normalidad que está distante del autocuidado responsable de los ciudadanos. Millón de contagios que ya supera el país, deshonroso octavo lugar en complejidad en el mundo, debería ser campanazo de alerta para el colectivo ciudadano que no quiere creer en el ejemplo que llega de Europa y día a día desafían al Covid-19.

Fiestas clandestinas, ciudadanos sin tapabocas, aglomeraciones en divergentes espacios, son solo unos ejemplos de la testaruda negligencia poblacional que no atiende recomendaciones del Ministerio de Salud y tienta la suerte con celebraciones comerciales como el Halloween, de esta semana, y la temporada navideña, que ya se avecina. Actitud prepotente e irrespetuosa de quienes priman intereses personales, sin pensar en sus semejantes, tiene circulando en diversos lugares a personas felices violando las normas de autoprotección, sujetos que se constituyen en copartícipes de la transmisión de una segunda ola que toma un ritmo acelerado que pide endurecer medidas.

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