Mezquindad que acompaña a Fecode, la CUT, la CGT y demás integrantes de la mesa de negociación del paro, denota profunda división en el colectivo protestante. Liderazgo de la masa estudiantil está atomizando lo que ocurre al interior de la protesta, es clara la conexidad de intereses políticos en la lucha que está llevada a la calle y no encuentra un fin con el gobierno y la negociación que se propone. La fuerza, la autoridad, tampoco es la vía para normalizar la situación del país, crisis económica, desempleo, hambre y demás cuestiones que están marcando el día a día del colombiano llaman a la cordura, al sentarse negociar, oír y acordar desde la diferencia entre unos y otros, es lo que afirma el periodista-investigador-coaching digital, Andrés Barrios Rubio, en la columna de Pulzo.com que esta semana tituló «Prepotencia en la mesa» y amplía en el podcast «Panorama Digital».

Para el PhD. Barrios Rubio mea culpa del comité del paro se acrecienta con el paso de las horas, oscura consciencia los acompaña al evidenciarse su conexidad con actos non sanctos de la protesta. Orden de levantar de manera escalonada los bloqueos ilegales denota la corresponsabilidad del comité del paro en la quiebra de muchas empresas, el incremento de las tasas de desempleo, el aumento del endeudamiento y la mayor pobreza de la población colombiana. Mezquina asfixia a la nación exige aplicar todo el peso de la ley para que respondan por sus actos quienes, de cara al país, dicen negociar por una mejor Colombia mientras, desde la irresponsabilidad e hipocresía, socavan en la polarización ideológica de corrientes políticas y sociales.

Señalamiento que reciben, de un grueso de la población, no es más que la consecuencia del reconocimiento de su incidencia en las ordenes para mantener el caos y propiciar un punto de no retorno que debe ser investigado por la Fiscalía. Voluntad de diálogo y negociación no puede difuminar lo que en el fondo deja esta protesta, preocupante intención, clara y evidente, de constituir y auspiciar células de terrorismo urbano que desde el lenguaje infunden miedo y se aproximan al nefasto lastre que dejaron el M–19, las FARC, el ELN, los paramilitares, entre otros.

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