Incoherencia que ha acompañado a la administración local, en la capital de la República, raya ya los límites de lo absurdo. Respuestas desencajadas y groseras como las que brinda la alcaldesa a un ciudadano que se atreve a cuestionar la inversión pública, en la recuperación de la malla vial, llama a mirar no solo cómo está cayéndose a pedazos Bogotá desde la poca inversión que ha tenido en esta administración, ni qué hablar de la inseguridad desbordada, de los problemas económicos, políticos y sociales que la señora mandataria de los capitalinos ha sabido achacar a la pandemia y no a su flaco brazo de gestión administrativa. La ciudad está sucumbiendo en el mando de la izquierda, poco a poco ha dejado atrás ese gran esfuerzo por actualizar, modernizar, y traer al mundo de hoy a la metrópoli colombiana, es lo que afirma el periodista-investigador-coaching digital, Andrés Barrios Rubio, en la columna de Pulzo.com que esta semana tituló «Difícil tarea de gobernar» y amplía en el podcast «Panorama Digital».
Para el PhD. Barrios Rubio talante pendenciero y mitómano, que no admite la crítica, es el que reina en Bogotá. Narrativa de ironía se constituye en sofisma para ocultar la falta de voluntad y trabajo. Administración pública en la que se está acabando de quebrar Transmilenio, no pasó nada con la primera línea del metro, no se toman acciones sociales efectivas, hay huecos por todos lados, la inseguridad está disparada, entre muchos otros males, es la evidencia palpable que para la burgomaestre de los capitalinos la pandemia más que un reto fue la perfecta excusa para disimular su incapacidad gestora. Show mediático y social, que cada semana está al orden del día, denota el léxico politiquero, de una apuesta electoral que quiere desmarcarse de la extrema izquierda, pero copia un trillado discurso de odio de clases sustentado en argumentos triviales y sin profundidad.
Actitud prepotente no acalla el caos que transita Bogotá, oscuro ambiente social en que cada día se va de mal en peor y acrecienta la percepción de que se está gobernando solo para unos sectores y no para todos como corresponde. Preocupante resulta que ahora ningún ciudadano pueda preguntar y reclamar por las obras y el manejo de la seguridad en la Capital, sin recibir como respuesta una mal educada y desencajada contestación de la mandataria; ejercicio de la democracia demarca que el constituyente primario tiene derecho a recibir respuestas y no insultos.