Venezuela y el mundo presenciaron el robo más grande de la historia. Con la anuencia de gobiernos como el colombiano se posesionó el dictador y genocida Nicolás Maduro Moros como mandatario de la nación patriota. Ante los colectivos y borregos bolivarianos se hizo un show mediático con todos los protocolos militares, y siguieron en su régimen como si nada. Triste realidad que en nada se distancia de lo que se vislumbra ocurrirá en Colombia en el corto plazo. En manos de la izquierda difícil será iniciar un nuevo comienzo, en el marco de la libertad y la democracia. La coherencia y la libertad de expresión está seriamente lastimada en manos de un progresismo ideológico que nada bueno ha traído para los ciudadanos latinoamericanos que viven la destrucción y miseria que trajo la política de izquierda. Es lo que afirma el periodista-investigador-coaching digital, Andrés Barrios Rubio, en la columna de opinión en AlPoniente.com que esta semana titulo «Si en Venezuela llueve, por acá…» y amplía en el podcasts «Panorama Digital».
Para el PhD. Barrios Rubio la reticencia de Gustavo Francisco Petro Urrego a abordar la opresión de Venezuela pone de manifiesto la tensión entre ideología y corrección política. El presidente chileno, Gabriel Boric, ha demostrado una claridad de pensamiento y de carácter encomiables al calificar de dictador a Nicolás Maduro Moros. Esto ejemplifica la posibilidad, incluso desde una perspectiva de izquierda, de nombrar las cosas como son, a pesar de la resistencia de ciertas facciones. Los hechos del 10 de enero de 2025 representan una flagrante violación a la inteligencia, a la Constitución y a la voluntad de la inmensa mayoría del pueblo patriota. Mientras el mundo observa, la consolidación del régimen bolivariano pocos son los que reaccionan ante las consecuencias que ello trae para la libertad, la democracia y el futuro.
Las repercusiones de la toma de posesión de Nicolás Maduro Moros sugieren una concurrencia entre el gobierno del cambio en Colombia y sus fuerzas aliadas con las intenciones usurpadoras del régimen venezolano. La presencia del embajador colombiano, Milton Rengifo, no sólo reconoció al régimen del país vecino, sino que desconoció la migración de 7,89 millones de personas en la última década, el mayor éxodo en la historia de la región. La situación actual en Colombia sirve como ejemplo pertinente de las consecuencias potenciales de la aplicación de las políticas propuestas por el Pacto Histórico y sus agentes asociados. Esta corriente ideológica ya ha comenzado a revelar su verdadera naturaleza, haciendo evidente que cualquier elemento considerado de izquierda o progresista debe ser erradicado con el fin de evitar que se repitan los acontecimientos que se han desarrollado en Cuba, Nicaragua y Venezuela.