Irresponsabilidad gubernamental, empresarial y social pasa factura a los colombianos que afrontan las consecuencias de un posible razonamiento de agua y energía. Grave panorama circunda el país al aproximarse a los niveles mínimos de los embalses y confrontarse ante los niveles de desinformación y los escasos, por no decir nulos, planes de acción que tiene previstos el gobierno del cambio. Incompetentes personajes, con caja de resonancia en los medios de comunicación y las plataformas sociales, pululan en el imaginario colectivo y sin mayor esfuerzo y sustento hablan de especulaciones con el fin de minimizar lo que una interrupción del servicio implicaría para el país. La coyuntura llama a plantear las políticas para este momento, la agenda de acción inmediata está marcada por la improvisación y estrategias sin tener nada seguro. Asumir tareas para las que no se está preparado es tan peligroso como trasladar toda la responsabilidad a quien no le corresponde, el ahorro es una solución que en el corto y mediano plazo dejará ver su impacto y volverá a cambiar un estilo de vida en los colombianos, es lo que afirma el periodista-investigador-coaching digital, Andrés Barrios Rubio, en la columna de opinión en AlPoniente.com que esta semana tituló «Gota a gota…» y amplía en el podcast «Panorama Digital».

Para el PhD. Barrios Rubio insensatez del gobierno del cambio, sumada a la sordidez de un alto porcentaje del colectivo social, son el detonante de la crisis que acompaña los niveles del agua en los embalses. Sequía de las plantas térmicas saca a flote la convergencia del sentido de preservación y el egoísmo que prima en la ciudadanía. Desconexión del ente gubernamental, por desconocimiento o negligencia, para hacer frente a la coyuntura que plantea el “Fenómeno del Niño”, y la falta de previsión ante los niveles del agua en las represas, llama a generar consciencia antes de que sea demasiado tarde. Calvario latente, que acompaña los índices de desabastecimiento del líquido en los embalses, se agudiza con la desobediencia civil que muestra un incremento en el consumo de agua, pese a la restricción.

La latente crisis, que fue enfrentada con responsabilidad por el Alcalde Mayor de Bogotá, Carlos Fernando Galán, pese al costo político que ello trae consigo, se complejiza con la desatención de Gustavo Francisco Petro Urrego, y su equipo de gobierno, que va al vaivén de las diatribas ideológicas. Las restricciones, que por ahora son particulares a 9 zonas en Bogotá, no tardarán en extenderse a lo largo y ancho de la geografía nacional. Bomba de tiempo a punto de estallar, con la anuencia de su presidente, hace gala de la negligencia gestora para atender una necesidad que era de público conocimiento y se minimizó desde la izquierda. La experiencia del apagón de los años 90 enseña que todo se enreda con la actitud comportamental de las personas, indisciplina que tendrá su coletazo en las metas de ahorro y las medidas que, por impopulares que sean, se deben tomar para atajar el caos que está por llegar.

Lea la columna completa acá.

WhatsApp Chat WhatsApp